Para Meripop el amor es una emoción más, eso sí con sus complejidades y distinciones. Si nos fijamos es difícil no encontrar algo a lo que no nos sintamos ligados, algunos nos deleitamos con la lectura de una novela envolvente, otros con una conversación nutritiva, incluso otros con una canción que nos eriza la sensibilidad.
Nuestra mente necesita ocuparse con algo, y cuando le damos la opción de sentir amor como ocupación los resultados son sorprendentes.
En ocasiones parece que nuestro estado de ánimo no está por la labor de experimentar emociones positivas y nos centramos en intentar combatir esos pensamientos para que no minen nuestro ánimo. Tras esa lucha encarnizada acabamos sintiéndonos exhaustos y con pocas ganas de nada. Sin embargo, cuando sentimos amor por alguien o por algo, no nos planteamos ninguna lucha, las emociones positivas fluyen, vemos el cielo más azul, el sol más brillante y a las personas más amables. Esta visión realmente no depende del cielo, el sol o quien nos rodea; depende de lo ilusionada que me siento, ya puede estar tronando ahí fuera que muy probablemente lo veré como un día perfecto para disfrutar acurrucada en el sofá con quien quiero. En parte la responsable de esta visión es una sustancia llamada feniletilamina, una anfetamina que segregamos cuando experimentamos amor. Cuando liberamos esta sustancia en nuestro cerebro se produce una mayor secreción de dopamina (neurotransmisor relacionado con el placer), norepinefrina y oxiticina (hormona que se ha relacionado con la felicidad).
He ahí donde nuestro cuerpo o mente siente la necesidad de ser detallista con esa persona o algo por el que sentimos amor, sentimiento por el cual queremos hacer sentir especial ese algo o alguien, el amor es el sentimiento mas bonito que deleita el alma.
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